Sabíamos los peligros
que acechaban al futuro y,
sin embargo,
no nos detuvimos.
No fue, esto es seguro,
que desdeñáramos
los riesgos,
o desconociéramos
las consecuencias
(irremediables) de
nuestros actos.
Hay que decirlo,
no fue por temerarios
ni insolentes,
de alguna forma
fuimos abducidos
y nos enamoramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario