sábado, 17 de enero de 2009

De vuelta a la caja

la marioneta me dijo:
La vida es breve, y soy feliz
Despues de todo, un ciego
hasta huele el mar
con un caracol en la oreja.

Despues del amor

Apagado el rumor de las misas
las catedrales yacen
muertas como un museo.

Traslamuerte

Lo había pensado hace tiempo pero recien ahora estoy seguro. Y eso porque supe que otro hombre, en otro tiempo y espacio, había llegado a una conclusión parecida. Claro que el -Julian Barnes- lo escribio antes y mejor. La cuestión podría ser así:
Venimos a la vida
a descubrir/construir
un paraíso hecho a la medida
de nuestros deseos.
Estamos, vos y yo,
en un hotel de persianas desvencijadas
que aplauden con el viento.
Afuera grita el mar
y la lluvia bombardea las tejas
paciente, ganadora.
Vos
desnuda sobre la cama,
te estiras y derramas el vino
sobre las sabanas blanquísimas.
Yo
de pie, leo poesía
para calentarnos
con las hojas que van alimentando
la chimenea.