Al c
a
e
r
la tarde
ella espera, busca con los ojos su mirada (nunca el reloj)
donde el anden de la estación Retiro
e
s
t
i
r
a
los dedos
como intentando asir
los trenes que se vaaaaaaaan
El sol colándose en diagonal entre las chapas torcidas y ausentes rompe la penumbra somnolienta de la estación y denuncia el polvo suspendido en el aire mientras ciega a los que escrutan el horizonte a la espera del próximo convoy.
A contraluz su hermosa figura perdida bajo el piloto se des-dibuja.
Le propuso el juego
seductor y amoroso
de la despedida en cinemascope
el llego -tarde y malhumorado- ella sonrió.
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