viernes, 18 de diciembre de 2009

Dáimôn

Y el hombre
cuando abandona la inocencia
se vuelve desconfiado
y temeroso
porque sabe
de lo que él mismo
es capaz.

Lo saben
pero insisten
que es necesario
para sobrevivir.

Y puede que tengan razón,
que no sea este
un mundo habitable
para los inocentes.

Y por eso hay que cambiarlo.

1 comentario:

silvio dijo...

Me gusta, estoy de acuerdo, pero en la poesia, no es cuestion de estar de acuerdo..., entonces: ME GUSTA.

Silvio (un inocente y desconfiado habitante de hurlingham)